Hay un estado anterior a estudiar arquitectura. Un impulso inicial que nos llevó, casi de forma instintiva, a elegir algo que sin saberlo nos iba a acompañar por el resto de nuestras vidas.
Creo que los arquitectos no tenemos real conciencia de lo que es ser arquitecto hasta muy avanzados nuestros estudios Universitarios o incluso hasta que empezamos a trabajar.
Nos vamos dando cuenta de a poco de que se trata la arquitectura, sus implicancias, posibilidades y restricciones.
Los primeros años como estudiantes somos aún como niños: llenos de ganas de aprender lo nuevo, fascinados por el dibujo y el mensaje de los buenos profesores que todos tuvimos.
Como amé mis primeros años como estudiante en mi Escuela de Arquitectura del Desierto de Atacama.
Todos los ejercicios del primer año eran escala 1:1, tamaño real. No eran maquetas sino habitáculos.
Salíamos al desierto a montar nuestros ejercicios, nuestras primeras aproximaciones espaciales. Usábamos listones de marea, papeles de colores, cuerdas, lineas de tierra, etc.
Nos poníamos «trajes de lycra negra apretados» y empezábamos a dibujar en grandes papeles nuestros cuerpos, distintas posiciones, solos, en grupos… éramos nuestro propio MODULOR.
Recuerdo una tarea de dibujo sobre la luz: amanecer, ocaso y noche.
Te encontrabas con tus compañer@s de curso a las 5:30am por la calle. Todos atentos al amanecer y dispuestos a captar esa luz en nuestras «tablas de croquear».
Luego el ocaso, que suele ser breve, muy breve. Y al final la noche.
Aprendíamos experimentando con nuestro cuerpo y mente la comprensión del espacio, la luz.
Era agotador, muy agotador. Pero cuando se es joven y te apasiona lo que haces nada te detiene, lo disfrutas como si fuera una fiesta.
Y era una fiesta. Mi escuela era una fiesta.
Las fechas especiales se celebraran con ritos y disfraces. Con máscaras que nosotros mismos debíamos construir como parte de nuestra formación.
Celebrábamos la primavera con agua, la llegada de los nuevos estudiantes con ritos: bailes, canciones y títeres.
Celebrábamos los solsticios y equinoccios, el aniversario de la escuela y muchas cosas más…
Proyectábamos películas de cine los viernes de noche, revelábamos nuestras fotos en papel mate y color sepia, organizábamos fiestas y discutíamos con los profesores sus planes de estudio y ellos nuestros excesos.
Pasaba la vida de manera intensa y real.
Nos íbamos conociendo con nuestros compañer@s a fuerza de trabajo, todos cansadísimos con cara de culo, sin dormir bien por muchos días, llorando unos y abandonando el barco otr@s.
Eran tiempos de crecimiento y los buenos profesores nos llevaban al extremo, a sacar lo mejor de nosotros y dejándonos claro lo riguroso que hay que ser con las formas propuestas.
No había cabida para formas caprichosas o copiadas de revistas. Toda forma tenía un fundamento y eras tú el encargado de elaborarlo a través de tus observaciones y tus croquis.
Aquí les comparto un video de una de las actividades de los estudiantes de Taller I de mi Escuela: Performance de mutaciones: elemento Tierra (2015).
Los pre-arquitectos y los impulsos que nos llevaron a serlo
Algo se tiene de arquitecto al momento de empezar a estudiar arquitectura. Sin saberlo lo tenemos.
Es un estado inicial, más puro, lleno de ilusión y con la belleza de imaginar cómo podría ser aquello que se te presenta y que no conoces.
La decisión de estudiar arquitectura está marcada en cada caso por cuestiones muy personales, hechos fortuitos, imágenes, ideales, etc.
Hoy me gustaría compartir contigo mi historia y otras más. Historias diversas que nos han llevado a muchos a elegir ser arquitectos…
Vamos que parto yo primero!!!
Lo recuerdo como si hubiese sido, exactamente, hace 26 años atrás…
Una tarde fui con mi papá a la playa y ahí estaban un grupo de jóvenes lanzando al cielos unos globos aerostáticos de papel y muchos colores.
Nos sentamos a contemplar aquello. Era un espectáculo lindo y tranquilo.
Subían sin prisa los globos y se hacían chiquitos entre el intenso azul del mar pacifico y el desierto.
Mucha gente y niños estaban ahí al igual que nosotros disfrutando el acontecer.
Una de las cuestiones que más me llamó la atención fue el goce en el que estaban los jóvenes haciendo lo que hacían. Se veían felices, jugaban como niños…
Con mi papá nos acercamos a charlar con algunos de ellos. Nos contaron que eran estudiantes de arquitectura de primer año.
Me quedé asombrado y un poco confuso.
¿Estudiantes Universitarios jugando a lanzar globos aerostáticos al cielo? ¿de eso se trata ir a la Universidad?
Ese juego era parte de su formación, de sus tareas. Esa era la forma cómo aprendían a entender la arquitectura.
No tuve dudas: yo quería hacer eso.
Estaba decidido a ser uno de ellos. Y lo fui. Lo sigo siendo…
Y no me equivoqué, cómo te lo he contado así fueron mis primeros años en mi Escuela de Arquitectura del Desierto de Atacama: mucho juego, dibujo y observación.
Siempre trabajando escala 1:1.
Pancho Medel, arquitecto y pintor. Antofagasta, Chile. 13 Shangos
A los 13 años supe que mi padre jamás estaba en casa por estudiar él arquitectura. A los 13 años supe que quería estudiar arquitectura para poder estar más tiempo con él.
Años más tarde él comenzó a construir mi actual casa y ese fue un segundo motivo para estudiar arquitectura. Poder ayudarle a terminar la casa.
Hoy ya la terminamos y la convertiremos en hostal para que podamos vivir de las rentas y no tener que seguir en la arquitectura.
En unos años más cambiaré de rubro tal cual lo hizo mi padre.
Diego Freiria, Arquitecto, Montevideo, Uruguay. DFC Arquitectura
Me retrotraigo a esa época del secundario donde empezaba a pensar, ya sea por tradición o empuje social, hacia dónde tenía que dirigirme luego de terminar la formación básica del secundario.
Tenía afición y facilidad por el dibujo, tanto el recreativo como el técnico, y eso me habilitaba a por lo menos pensar en que dibujar planos me iba a ser sencillo.
Por otro, en mi familia había cierta costumbre a ocuparse directamente de las refacciones de la casa, como también en aquellos años mis padres se encargaban de pequeñas obras de construcción de la familia, con lo cual me sentía cercano a cierto nivel (en realidad muy superficial) con el mundo de la obra civil.
Pero probablemente era lo primero, esa facilidad por el dibujo y por allí no menor, el paradigma que tenía del arquitecto, como aquel prestigioso profesional que a través del proyecto y la construcción de grandes edificios podía lograr un buen nivel económico de vida, mensaje recibido tanto desde mi familia como desde el entorno socio-cultural que me rodeaba.
Patricia Cebeda, arquitecta, Madrid , España. Taller karuna
Desde que tenía pocos años me sentí atraída por las casas de muñecas (como tantas otras niñas), claro, solo que a mí también me atraían las maquetas de cualquier edificio e ¡incluso los planos de casas que veía en los periódicos!
Los buscaba y observaba con mucha atención. No parece que sea una distracción propia de una niña.
Luego empecé a hacer yo misma las casitas para mis muñecas y a dibujar planitos en mis cuadernos y más tarde, en el patio del cole, dibujaba con tiza planos en los campos de deportes y jugaba en estas casas imaginadas con mis amigas.
Con todo esto, puedes pensar que tendría claro a qué dedicarme, pero no fue así. Tardé un poco en decidir estudiar arquitectura, pero al final ahí acabé.
Y no fue hasta años más tarde que recordé estas aficiones peculiares de la infancia. Más bien cuando me encontré cuadernos del cole con planitos de casas.
Por cierto, infinitamente más grandes que la que diseñé y nos construimos mi pareja y yo, muchos años después.
René Mancilla, arquitecto, Iquique, Chile. rm-c arquitectos
Cuando chico, jugaba en ciudad antigua de Iquique, y me llamaban la atención los grandes galpones salitreros , yo tendría 9 años, y miraba esas gigantes estructuras, de madera, donde corríamos, trepamos, y si miedo a las alturas, nos equilibramos en cerchas, imagino de 15 metros de largo, suspendidas a 10 metros del suelo…
Mi abuela en esos años me llevaba al teatro, tuve la suerte de una ciudad con esas cosas y que alguien me llevara a divertirme.
Siempre jugábamos en los entre techos de casas grandes de madera, y cuando íbamos al teatro con mi amigos, no poníamos a recorrer las estructuras de la tramoya de un teatro que era ocupado como cine…fue una época fantástica, recuero que mí primer beso lo di entre esas estructuras….,,
Ya con más edad, me gustaba la palabra «arquitectura», la encontraba grande… No recuerdo, cuando me encontré con ella.
Pero tuve la suerte de encontrarla y amarla…para siempre.
Mi amigo anónimo.
Cuando tenía 7 años, luego de querer ser piloto y recolector de basura, un día estaban unos albañiles construyendo en casa, y ahí me di cuenta lo que quería hacer de adulto: albañil.
Siempre me gustó dibujar, construir y desarmar objetos.
Años más tarde en la adolescencia, en un test vocacional, salió que lo más factible para mí sería estudiar arquitectura, pero tiempo más tarde por temas de la adolescencia, perdí todo interés y probé otras cosas.
Hasta que amigos comenzaron la facultad, y quedé alucinado con lo que hacían, y ahí me decidí !Esto es lo que quiero hacer!
Daniel Corbí, arquitecto, Madrid , España. Microcasas
Decidí hacer Arquitectura ya se me daba bien dibujar, soy fan de Moebius y adoro su capacidad creadora.
Al principio de la carrera no entendía bien a los grandes Arquitectos, pero si me llamó la atención en el primer curso la casa Azuma de Tadao Ando, es un ejemplo minimalista de como se puede plantear una vivienda.
Supongo que la Arquitectura es eso, la búsqueda de la esencia de las cosas y este es un objetivo suficiente para empezar a estudiarla.
Santiago Benazra, arquitecto, Bogotá, Colombia. Remodela Express
Cuando era niño acompañaba a mi padre con frecuencia a las obras (vendía toda clase de muebles y acabados), y mi primer contacto con la arquitectura fue ver a mi padre con su flexómetro tomando medidas, haciendo bocetos y vendiendo sus ideas y sus productos.
A finales del bachillerato, me empezó a gustar el dibujo y el diseño.Creo que empecé la carrera de arquitectura absolutamente convencido que estaba en lo mío, mucho dibujo, arte, diseño, y pocas matemáticas.
Al empezar segundo año, renuncié y dejé todo. Me fui un año a los EE.UU con el fin de convertirme en deportista profesional, y como era de esperarse, me arrepentí al poco tiempo.
Así que retomé la universidad, la misma carrera de arquitectura, y decidí terminarla.
Me costó mucho, 10 años en total. Cuando me trasladé de Colombia a Francia «perdí» los 4 años que ya había avanzado, y con mucho esfuerzo y paciencia, me gradué.
La motivación mayor para estudiar arquitectura fue sin duda la pasión por el diseño.
En la academia todo es maravilloso, todos queremos ser el próximo Norman Foster o Jean Nouvel, pero cuando salimos, la realidad es otra, es dura, y parece que no concuerda con lo que aprendimos en la facultad.
La diferencia entre la academia y la realidad laboral es como la diferencia entre correr 10 km y hacer un maratón.
¿Volvería a estudiar arquitectura? Sin lugar a dudas! y 10 años más si fuera necesario! ¿Dónde? Seguramente en Chicago, Rotterdam o Montevideo.
Ya lo ves, detrás de cada arquitecto/a no hay una gran mujer ni un gran hombre. Nada de eso por suerte!
Hay una historia, una simple historia, un impulso inicial que nunca olvidaremos y que nos hizo decirnos, con toda la fuerza: Yo voy a ser Arquitecto/a.
Ahora te toca a ti:
Te invito a compartir un pedacito de tu historia. Seguro te traerá más de un recuerdo escribirla. Anímate!
Te esperamos abajo en la cajita de comentarios.
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Este Post se enmarca dentro de un trabajo de publicación colaborativa con otr@s Arquitectos y sus plataformas online.
Nos hemos puesto de acuerdo solo en el titulo del post, más no en el contenido.
«¿Por qué soy Arquitecto/a?»
Te invito a revisar lo que Elena, Paula, Silvia y Joan han reflexionado sobre esto:
¿Por qué soy arquitecto cuando podría ser notario? Por Elena de Frutos. Diario de una arquitecta >>>>
Porque soy arquiknowmada. Por Paula Rivera Lamata. Arquiknowmadas >>>>
¿Por qué soy arquitecta? Por Silvia Carbonell. Mi hilo rojo >>>>
¿Por qué soy arquitecto? Por Joan Vergara. ARQcoaching>>>>
También nos gustaría invitarte a que conozcas el Grupo de Facebook: Arquitectos Online, en el que eres bienvenid@. Allí podrás compartir con nosotros tu trabajo y tu vida cotidiana como Arquitecto. Te esperamos.
Crédito Imagen del Post: Mural Patio Interior Escuela de Arquitectura UCN. Homenaje a Angela Shweitzer. Fundadora Escuela de Arquitectura UCN.
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Opino como Paula, las cosas son tan distintas entre España y Chile. Me ha gustado el artículo por ver otras maneras de aprender. Increíble las experiencias del desierto y las performances de la tierra. Creo que allí incorporáis más el juego y la experiencia que cuando yo estudié. Y quizá por eso siempre me faltaba algo y hacía cosas por mi cuenta. Una pasada.
GRACIAS Igma.
Hola Silvia.
Eso de que hacías cosas por tu cuenta solo nos dice que todas las personas tenemos un ser, potencial y altamente, creativo en nuestro interior. Queremos ser creativos, es nuestra naturaleza.
Lo podemos ver en los niños, veo a mis hijas jugar y es creatividad pura, de vanguardia.
Dejar de lado eso en los procesos educativos es un grave error, tanto en la escuela como en la Universidad.
Aun mas es la escuelas de arquitectura, el juego debería de ser el la guia de nuestra formación y nuestro mejor argumento de actuación profesional.
Los adultos no ponemos aburridos y hacemos cosas aburridas, todo lo cual afecta el mundo y a nuestros hijos.
Las cosas deben cambiar y me alegran que esten cambiando. Yo intento caminar en esa vereda y aprendiendo mucho del proceso de crianza de mis hijas. Esa es mi escuela ahora.
Te envio un abrazo y gracias por estar en el blog,
Igma
WOW me ha encantado, me he visualizado haciendo todo ese tiempo de actividades y creo que es una gran forma de conectarse con lo que nos rodea, y de entender el mundo.
Me hago una pregunta; ¿Y por qué una vez terminada la carrera no seguimos experimentando de esa manera?
Creo que nuestra profesión debe seguir fomentado este tipo de cosas y porque no abrirlas a la sociedad para permitirles que se enamoren del espacio construido.
Un gran artículo!
Hola Elena,
Me alegra que el post te haya movido un poquito!
Tu pregunta es muy pertinentes y vale la pena detenerse en ella. ¿Por qué no seguimos experimentando de esa manera?
Creo es parte de la crisis de modelo educacional vigente (desde la escuela hasta la Universidad), y espero en pronta retirada. Un modelo educativo que no tiene como eje principal la creatividad.
Ejemplos como mi escuela son la excepción y seguramente muchos de los que ahí estuvimos, dejamos de experimentar de esa manera.
Pero la semilla esta ahí: abierta y disponible.
Otra cosa es que se necesitan mas arquitectos educadores, y no me refiero a profesores formalmente, sino a arquitectos que cuyo trabajo es siempre educativo, formativo.
Cada obra debiera de estar educando, jugando, haciendo feliz a la gente como tu lo dices en tu post…
«Cada acto es un acto de educación»
En fin, hay mucho por hacer y me alegra ver como muchos arquitectos están haciendo este tipo de cosas. Hay que acercarse y juntarse con ellos y alejarse de los otros, los mas aburridos, por decirlo así (jajaja!!!)
Abrazos, Igma
Que gusto saber de ti Igma, y sobre saber que esta Escuela sigue y seguirá marcando la vida de muchas personas en su labor profesional, un gusto poder saludarte y te felicito por esta iniciativa con cariños tu secre Jacqueline….aun aquí en la Escuela…..
Jacqueline que linda sorpresa encontrarme con tus palabras!!!
Cuando revise los correos de los profes en la web para compartir este post y vi tu nombre no dude un minuto en querer contarte de esto, quería que lo leyeras.
Tu eres una persona fundamental en la escuela, eres parte de ella y muchos de los que ahí estuvimos te recordamos con mucho cariño.
Muchas gracias por el apoyo que me diste cuando estudiaba.
Te mando un abrazo y espero estes muy bien!
Porfa, saludame a tod@s por ahi,
Igma
Guau Igma, me ha encantado cómo hacían en tu escuela, ¡tan diferente a la mía de Madrid! que lo cierto es que acababa con la vocación de muchos estudiantes.
Hola Patricia.
Es verdad que mi escuela es bien particular y me gusta haber tenido la oportunidad de haber sido formado ahí.
Toda mi actitud y critica respecto a la arquitectura esta marcada por esa formación…
Fue muy divertido!!!
Gracias por pasarte por aquí. Nos seguimos leyendo!
igma
Hola, Igma.
Gran artículo. Me gusta mucho que nos compartas historias tan diversas, es muy interesante comprobar cómo se llega a la arquitectura en personas de todo el mundo.
De todos modos, igual que a Paula, lo que más me ha alucinado es la manera de estudiar arquitectura en tu Escuela. Eso de salir, hacer ejercicios escala 1:1, experimentar las cosas sensorialmente… Es una pasada. Ya me hubiese gustado a mí por hacer algo así cuando estudié.
Enhorabuena por el artículo, Igma.
¡Un saludo!
Me alegra que te haya gustado el post Joan,
Y lo de mi escuela, la verdad es que fue y sigue siendo muy estimulante. Creo que es mérito de mis profesores, los estudiantes y el territorio.
El estar en un desierto te pone, necesariamente, en un estado de creatividad puro. Todo esta por hacer, y no puedes hacer cualquier cosa. Hay muchas restricciones. Esas que tanto nos gustan!
Si un día visitas el Desierto de Atacama, visita la escuela. Te va a gustar estar ahí, seguro.
Saludos!
Hola Igma, muy buen artículo, felicitaciones. Gran entusiasmo con los demás colaboradores! podríamos quedarnos años hablando sobre esta pregunta, recordando viejos tiempos y proyectando el futuro.
Hola Santiago. Como dices la pregunta nunca acaba, de hecho nos vamos haciendo arquitectos a medida que hacemos y hacemos. Así como la vida, pues.
Saludos y gracias a ti por animarte a compartir tu experiencia. Quedo atento a nuestra próxima charla.
Igma
Hola Igma.
Me ha encantado el post. Cada vez que leo sobre tu infancia me maravillo lo distintas que son las cosas en Chile y España… ¡Qué envidia me da ver la forma de trabajo de tu escuela de arqutectura! En la mía las cosas no eran así… No digo que estuvieran mal, sino que eran distintas…
Qué cierto es lo que dices… detrás de cada arquitecto hay una historia…
Un abrazo.
Paula
Hola Paula,
En verdad las cosas no son my distintas entre Chile y España. Lo que es realmente diferente es el Desierto.
Eso si que es otra cosa. Por todo: el clima, la cultura, la tradición constructiva, lo duro que es vivir ahí, lo extremo y aislado.
La visión de los primeros profesores que se fueron a fundar la escuela de arquitectura al Desierto (la sexta en chile) fue certera, lo sigue siendo.
Muchos de ellos siguen ahí haciendo un trabajo realmente bueno. De eso me he dado cuenta al conocer muchas otras escuelas en diferentes países.
Se habla mucho hoy de la especialización que tienen que tener los arquitectos y las escuelas de arquitectura. Pero para mi, la especialización no pasa por una cuestión técnica.
Creo que si hay que especializarse ha de hacerse a partir de un territorio, de ecosistemas, como por ejemplo el desierto.
Si eres «especialista» en el desierto vas a tener un conocimiento tal que te permitirá intervenir, pertinentemente, en otros ecosistemas, obviamente formándote y conociéndolo (lo cual lleva mucho tiempo).
Pero bueno, ese es otro tema del cual seguro escribiré pronto: la especialización de la arquitectura por ecosistemas.
Saludos y gracias por comentar. Me voy a leer tu post y la historia que está detrás de ti. Un abrazo,
Igma